Crear un grupo de trabajo implica establecer expectativas claras, tener un seguimiento, establecer una seguridad psicológica para el buen desempeño y un correcto entrenamiento para la realización de las funciones

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Contar con un equipo o equipos de trabajo cuyos miembros se desempeñen con responsabilidad y efectividad requiere de un entrenamiento en el que especialistas como Liane Davey, asesora de efectividad de equipos, conferenciante y autora de ‘The Good Fight’, ‘You First’ y coautora de ‘Leadership Solutions’ recomienda que haya, sobre todo, comprensión por parte del líder o líderes y que también incluya:

 

1.- Expectativas claras, bien definidas y compartidas. Es preciso evitar un diálogo en torno a conceptos abiertos como “ser innovadores, oportunos o colaborativos”. Hay que concretar en un lenguaje claro que se pueda visualizar con facilidad, que no lleve a interpretaciones subjetivas. Es más sencillo plantear que se identifiquen soluciones de marketing para la divulgación de contenidos de producto y que se puedan analizar y medir en resultados, por ejemplo, que estudiar oportunidades de marketing sin más.

2.- Emplear procesos y herramientas que ayuden en el desempeño diario. El uso, por ejemplo, de hojas de rutas contribuye a mejorar la comunicación en el grupo de trabajo y a mantener el seguimiento del cumplimiento de proyectos. Este seguimiento es importante mantenerlo en las reuniones de equipo y también en las individuales y aprovecharlas como oportunidades para sacar a la luz cualquier duda o problema inminente.

3.- Crear seguridad psicológica. Que el grupo de trabajo se sienta en un espacio psicológicamente seguro para compartir las dificultades e incidencias que se pueden presentar. La comprensión es clave para conseguir ese espacio de confianza. El líder en este sentido tiene que guiar –que no resolver- para fomentar la responsabilidad de cada miembro del equipo.

4.- Fortalecer la responsabilidad con entrenamiento. Guiar en la solución de problemas evita erosionar la confianza de las personas. Que el líder resuelva los asuntos que se enquistan puede dar la impresión de que no se confía en el equipo. Es positivo reconocer las dificultades que se plantean y, al mismo tiempo, demostrar que se está seguro de que pueden cumplir enfocando a las posibles soluciones, por ejemplo, a través de preguntas concretas interrogando sobre el enfoque que están planteando y enseñarles a detectar sus propias suposiciones o a desarrollar escenarios alternativos. Esto también ayuda a ver los impactos no deseados de ese enfoque.

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