El cierre de oficinas bancarias está cambiando el paisaje de pueblos y ciudades, además de cambiar el modelo tradicional de atención al cliente

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Hubo un tiempo en que la banca podía presumir de tener una oficina en casi en cada esquina. Tras un proceso de fusiones la realidad es ahora muy distinta. Este año se cerrarán 4.000 oficinas más y de ese modelo de proximidad al cliente, al menos en el plano presencial, solo quedará el recuerdo. ¿Puede la mediación cubrir ese vacío?

La tendencia se mantendrá en los próximos años y por varias razones. La fusión entre CaixaBank y Bankia hará que España deje de ser el país europeo con más oficinas bancarias por habitante, una medida que el regulador europeo lleva años reclamando una reducción como parte de una estrategia de reducción de costes. Con todo, la cifra de sucursal bancaria por habitante seguirá siendo de las más bajas con 2.200 personas por oficina. La media de la Unión Europea se sitúa alrededor de las 5.000, pero países como Francia e Italia, Austria, Grecia y Portugal se mueven en cifras muy parecidas. En Alemania, este ratio es de cerca de 3.000 usuarios por sucursal.

Es evidente que, además de la presión de los reguladores y las duplicidades que generan las numerosas fusiones entre entidades de la última década, este proceso también se debe a los cambios de hábitos de la sociedad. La digitalización ha conducido la operativa diaria de la banca a internet, con el móvil como eje de la mayoría de las gestiones.

Sin embargo, el asesoramiento se resiente cuando el cliente no puede o tiene más dificultades para contactar de manera más personal con su consultor. La distancia enfría relaciones y devalúa la confianza. Más allá de las malas prácticas de la banca en la distribución de seguros, que constantemente se denuncia desde los colegios de mediadores y el Consejo General, la reducción de presencia de oficinas refuerza todavía más la fortaleza de los agentes y corredores como referentes en la gestión de seguros.

La proximidad al cliente del mediador sigue cotizando claramente al alza. Una presencia física, pero también telefónica y digital. La fórmula del éxito no puede excluir ningún canal. Más que la presencialidad, el cliente valora la disponibilidad y, por encima de todo, la calidad del asesoramiento. Tanto en la contratación de la póliza como en la gestión del siniestro.

22.000 oficinas bancarias siguen siendo muchas, pero supone una reducción de más de la mitad si la comparamos con las más de 45.000 que había en 2008. Las malas prácticas son, sin duda, el gran caballo de batalla para garantizar una competencia justa y la protección de los derechos del consumidor. Una lucha en la que la organización colegial está volcada. No obstante, la reducción de la presión bancaria en la calle también ofrece una oportunidad para potenciar el mensaje profesional de los verdaderos expertos en seguros.

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