Afrontar el cambio implica evitar autoimponerse barreras que, en muchas ocasiones, pueden crearse a partir de malas experiencias
Una investigación de la asociación de psicología americana (Apa), liderada por los psicólogos sociales Aronson, Fried y Good, concluyó que solo aquellos que creen que pueden ser más inteligentes acaban desarrollando nuevas habilidades cognitivas. El trabajo se realizó en una muestra representativa de estudiantes universitarios afroamericanos para encontrar el efecto del sesgo del estereotipo. Aquellos que recibieron la información de que la plasticidad cerebral permite desarrollar constantemente nuevas habilidades mejoraron sus notas medias.
La teoría de la profecía autocumplida o el derrotismo autoimpuesto que mencionan en sus intervenciones conferenciantes como la experta en ventas y motivación Mónica Mendoza se demuestra cada vez que asumimos que no somos capaces de algo –de superar una adversidad o un fracaso, de aprender algo nuevo, etcétera- y renunciamos a las primeras de cambio. O lo que es peor: cuando ni siquiera lo intentamos. Afrontar el cambio implica evitar autoimponerse barreras que, en muchas ocasiones, pueden crearse a partir de malas experiencias.
Salir de la zona de confort
Una transformación, un cambio, tratar de avanzar tras recibir malos resultados –independientemente del esfuerzo aplicado- requiere un empuje, requiere de energía o motivación. Podemos recurrir a ‘lo malo conocido’ pero también podemos tratar de buscar esa motivación, ese reto, fuera de nuestra área de confort. Sin embargo, cuando no nos sentimos psicológicamente fuertes hemos de hacerlo siendo, sobre todo, amables. Y la amabilidad empieza en nosotros mismos. El objetivo de mejorar en una empresa empieza con un lenguaje motivador y reforzante hacia los intentos de mejora.
Perseverancia
La perseverancia, una cualidad que se cultiva un día tras otro sin excepción, evita la inmovilización y el pesimismo. Hay que neutralizar la negatividad, en especial, cuando es fruto de la experiencia propia. En cambio ser conscientes de que siempre podemos mejorar y aprender, tanto de lo que ha salido bien pero, sobre todo, de los errores, es un gran valor.
Método
El trabajo de mejora continuo se fundamenta en el método, no en los hitos. A diario hemos de aplicar un sistema que incluya el ajuste de las expectativas a la realidad y celebrar cada avance por pequeño que parezca. Y lo que aún es más importante: hay que ‘dejar ir’ los malos recuerdos. Se trata de aprender de ellos pero extrayendo el aprendizaje y evitando el enquistamiento en ‘lo que pudo ser y no fue’. El futuro siempre es el minuto siguiente; siempre es mañana. Recuperarse de un fracaso es una fortaleza, es resiliencia.