Cuando la carga laboral es elevada y se está al cargo de proyectos coordinando a profesionales es muy importante aprender a delegar.
Una de las circunstancias más acusadas del mundo del trabajo en entornos de gestión, coordinación, creatividad, servicio, atención al cliente… es que buena parte de las tareas las realiza la misma persona. Toma el proyecto, lo desarrolla, conoce todos sus entresijos y, con frecuencia, cuando quedan flecos es más fácil dar respuesta desde esa experiencia a pesar de que nos sobrecarguemos de trabajo que trasmitir la información a un colaborador.
Cuando la carga laboral es elevada y se está al cargo de proyectos coordinando a profesionales es muy importante aprender a delegar. Especialistas en habilidades blandas y ‘coach’ destacan que conseguir delegar con éxito se basa, sobre todo, en una muy buena organización y comunicación. Y, por supuesto, un método de trabajo con el proceso bien definido que permita hacer un seguimiento fluido.
Definir objetivos
Es clave para que la persona en la que deleguemos conozca las funciones que hay que desempeñar.
Explicar el propósito
Sin él, con frecuencia se pierde información y eficiencia. No contar con un propósito bien definido puede llevar a la frustración y desmotivación.
Tener método
Es fundamental para saber qué hay que hacer, cuándo, porqué, en qué tiempos, con quién hay que estar coordinado y cuáles son las funciones de cada uno… y, además, permite saber en qué momento está la tarea y cuándo se podrá contar con el resultado.
No se trata de dar órdenes
Delegar no consiste en dar órdenes. Hay que saber explicar por qué es necesario hacerlo. Tomarse el tiempo preciso para compartir la información, motivar a quienes se harán cargo, dejar espacio, con mente abierta, para aclarar dudas y asegurarse de que se comprenden los objetivos. Y tener confianza además de mantener la puerta abierta para aportar ‘feedback’ e, incluso, dar apoyo puntual si es necesario.