Cómo recuperarse con fuerza y tranquilidad sin que afecte a nuestro profesionalismo
Un estudio de la firma de empleo Accountemps mostró en 2018 que el 45% de los empleados reconoció haber llorado en el trabajo y el 52 % afirmó haberse enfadado de un modo muy visible. Una de las conclusiones es que no es el fin del mundo. A pesar de todas las recomendaciones no siempre estamos al 100% en control emocional; en especial las personas que se reconocen como ‘altamente sensibles’ –que llegan a ser un 20% y cuyos rasgos de carácter se relacionan con la emoción, la autoconciencia y la viveza de las experiencias-.
El estrés laboral y emocional, agotamiento, sentirse frustrado, tener ansiedad o un alto compromiso laboral que en ocasiones no se siente reconocido y/o recompensado puede traducirse en una pérdida del control emocional y, en ocasiones, descargar unas lágrimas en el lavabo de la empresa o en una sala de reuniones vacía… o apagar la cámara de la conexión de la videollamada para recuperar la compostura.
Recuperarse de un arrebato
Cómo recuperarse con fuerza y tranquilidad sin que afecte a nuestro profesionalismo es posible. Somos humanos y llorar o enfadarse de un modo visible no es el fin del mundo ni de nuestra carrera. Ante todo:
1.- No autocriticarse. Es un momento que no nos define ni como profesionales ni como personas y las dificultades son parte de la vida. Aunque no es un momento de orgullo máximo sí nos puede servir para empatizar. Démonos espacio a nosotros mismos y no incrementemos nuestro malestar con la propia autoexigencia.
2.- Cambiar de escenario para coger aire. Si siente que va a estallar en llanto o de furia, es mejor que pidamos cinco minutos y salgamos para recomponernos. Cambiar de espacio ayuda; al igual que tratar de recuperar la cama con varias respiraciones profundas.
3.- No disculparnos por el estallido. Los coach indican que en lugar de autosabotearnos tratemos de recuperar fuerza con un argumento como: “Verás que estoy muy involucrado en el éxito de este proyecto, por lo que estoy teniendo/tuve una reacción emocional”.
4.- No enquistarse en el momento emocional y tratar de modificar el recuerdo. Nuestro comportamiento más reciente es el que mejor se recuerda así que tras el llanto o el enfado es mejor concentrarse en dar una respuesta centrada en la solución y con visión de futuro. Se podría hacer un esfuerzo adicional en la siguiente entrega.
5.- Un plan para futuras ocasiones. Lo idóneo es mantener la calma en todo momento controlando la respiración. Si, igualmente, podemos vernos sobrepasados es de gran ayuda tener a mano un vaso de agua helada del que beber un buen trago en el momento en que sentimos que estamos a punto de perder el control. También puede ser muy útil contar con una pelota antiestrés a mano a la que poder recurrir para desplazar esas fuertes emociones antes de que nos invadan por completo.