Informe

Los riesgos de 2025

La ciberseguridad y la gestión del capital humano son las principales preocupaciones de la empresas europeas

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El sector asegurador en España afronta un 2025 marcado por importantes desafíos. En este contexto, la ciberseguridad y la gestión del capital humano se perfilan como las principales preocupaciones para las empresas europeas, combinadas con un entorno económico incierto. Estos son datos extraídos del estudio ‘Risk in Focus’. Este informe, realizado por el Instituto de Auditores Internos (IAI), identifica los principales riesgos que enfrentarán las empresas en Europa en 2025.

En las conclusiones de este estudio se destaca que los riesgos que más preocupan a las compañías son la ciberseguridad y la consecuente protección de datos; el capital humano, la diversidad y la gestión del talento; los cambios legislativos; la digitalización, las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial (IA); y la incertidumbre macroeconómica y geopolítica. El cambio climático ocupa el sexto lugar en la lista de preocupaciones.

Todas ellas conciernen directamente a la industria del seguro, ya que estas preocupaciones señaladas en el informe conllevan distintas soluciones aseguradoras, incluidas algunas que son nuevas. La ciberseguridad se mantiene como la principal preocupación de las empresas, pero la preocupación que más crece es la disrupción digital causada por las nuevas tecnologías, entre las que destaca la Inteligencia Artificial (IA).

La creciente digitalización ha aumentado la exposición de las organizaciones a los ciberataques. La protección de datos y la seguridad de la información son prioridades para las empresas que se encuentran ante una presión alta para mantener la velocidad de su adaptación digital, al mismo tiempo que  afrontan problemas como la escasez de talento que dificulta la contratación de especialistas en el mundo de las nuevas tecnologías o el aumento de la desinformación en el universo digital. Este masivo proceso de digitalización aparece en la lista de preocupaciones en cuarto lugar. La capacidad de adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías es esencial para la competitividad empresarial. Las organizaciones deben invertir en su infraestructura y habilidades digitales.

Los riesgos relacionados con las personas, como el capital humano, la diversidad y la gestión del talento, se consolidan como la segunda mayor preocupación de las empresas europeas. Pese al auge de lo digital, cada vez cobra más importancia la calidad del equipo humano. Esto ha sido siempre así, pero ahora empieza a ser totalmente generalizada la conciencia de que la potencia de la empresa es la suma del trabajo de cada uno de los empleados sin exclusión de ningún departamento. En paralelo se desarrolla la gestión de la diversidad e inclusión. Las empresas se están enfocando en construir entornos de trabajo más inclusivos y diversos, lo que no solo es un imperativo ético, sino que también puede influir positivamente en su rendimiento y reputación.

El cambio normativo y la legislación son la tercera mayor preocupación para las empresas europeas. Este aspecto ha incrementado ligeramente su relevancia en comparación con el año anterior, aunque mantiene su posición en el tercer puesto del listado de riesgos. Con un entorno regulatorio en constante cambio, las organizaciones deben estar atentas a nuevas normativas que podrían impactar sus operaciones y modelos de negocio por lo que la gestión de la adaptación inmediata al cambiante marco regulador se ha convertido en una tarea crítica.

La incertidumbre macroeconómica y geopolítica, marcada principalmente por los conflictos bélicos en Oriente Medio y en Ucrania, constituye la quinta preocupación de las empresas. Especialmente destaca el temor a una posible extensión geográfica de las zonas de guerra y también a su gran duración en el tiempo.

Por último, el cambio climático escala posiciones en el mapa de las preocupaciones de las empresas y se prevé que siga subiendo. Las empresas están cada vez más bajo presión para implementar prácticas sostenibles. El cambio climático no solo representa un riesgo reputacional, sino que también puede impactar significativamente en las operaciones financieras.

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