Cada vez es más difícil desconectar o, incluso, llegar a aburrirse. Estamos sobreestimulados y es una situación que afecta a todas las generaciones pero que es realmente acusada en los más jóvenes. Es muy difícil mantenerse al margen de la marea de notificaciones que recibimos a cada instante y, sin embargo, necesitamos poner nuestra mente en blanco para descansar mejor y con ello también llegar a generar nuevas ideas.

Esa incapacidad para evitar estar mirando las notificaciones a cada instante o en el momento en que hemos visto que nos ha llegado algo al Smartphone o al reloj –que los weareables también son una fuente de conexión 24 horas- tiene nombre y apellidos: síndrome del pensamiento acelerado. Fue descrito por el psiquiatra y terapeuta Augusto Cury en 2013 para el marco de la psicología del desarrollo infantil.

Cury señaló cómo la hiperestimulación, contagiada por los adultos a los más jóvenes, a los niños, les vuelve incapaces de tolerar el silencio, la calma psicológica.

¿Podemos parar el flujo de pensamientos?

Tranquilizar la mente es un reto que necesitamos asumir. Dejar la mente en blanco de manera regular es un buen medio para el control del estrés y la ansiedad. ¿Cómo conseguirlo?

1.- Encontrando distracciones: mirar por la ventana y disfrutar de las vistas, hacer algo que nos apetezca y que requiera atención plena, salir a caminar….

2.- Practicar meditación. Es una de las técnicas más efectivas para relajar la mente y se basa, en buena medida, en ejercicios de control de la respiración.

3.- Hablar sobre lo que nos preocupa. Tener identificados los pensamientos que más nos afectan y hablar sobre ellos ayuda a aliviar la tensión y a combatir la rumiación.

Los beneficios de lograr tranquilizar la mente

Entre las ventajas asociadas a poner la mente blanco, tranquilizarla, facilitar la distracción e evitar la hiperestimulación sensorial y tecnológica están:

1.- Tener un mejor descanso.

2.- Menos estrés y ansiedad.

3.- Mejor creatividad.