Cuando un asegurado percibe una indemnización por siniestro procedente de una compañía de seguros, se plantea cuál es la fiscalidad del conjunto de la operación y es importante conocer todos los detalles para poder ofrecer un buen servicio al cliente asegurado.

Por lo general, y para un empresario, las pérdidas económicas derivadas de un siniestro son gasto deducible de la actividad económica, lo que permite en muchos casos compensar el efecto fiscal que supone el cobro de la correspondiente indemnización. Lo mismo ocurre en el caso de indemnizaciones o capitales asegurados por pérdidas o siniestros en elementos patrimoniales, en los que se computa como ganancia o pérdida patrimonial la diferencia entre la cantidad percibida y la parte proporcional del valor de adquisición que corresponda al daño. De modo que, si la indemnización se corresponde con el valor del daño, y por tanto no hay un aumento de valor del patrimonio del asegurado, el efecto fiscal neto será neutro.

No obstante, en los casos en que la indemnización no se deriva de un daño material, pueden abrirse múltiples interrogantes sobre su fiscalidad.