La póliza para vehículo de dos ruedas pueden ser muy completas, pero sus coberturas no son muy conocidas por bastantes usuarios.

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La labor del mediador de seguros aporta siempre mucho valor porque ayuda a conseguir para el cliente el mejor producto para cada caso. Muchas veces el cliente no sabe cuál es la elección óptima y en ese momento la opinión del experto es muy valiosa. Un buen ejemplo de ello es el proceso de adquisición de un seguro para motos. El cliente a menudo se basa en el precio sin fijarse en las coberturas. El mediador es clave para revertir esta tendencia y proporcionar el mejor seguro posible.

Lo más básico es que el seguro garanticen los daños ocasionados a terceros, tanto si son durante la circulación como estando el vehículo en reposo. Esta cobertura es obligatoria. En función de las características del conductor, será conveniente añadir más garantías a su póliza. Además del seguro de responsabilidad civil obligatoria (relativo a daños y lesiones que la moto produzca a terceros), podemos tener también asistencia jurídica (incluidos los gastos generados por accidente), seguro del conductor (indemnizaciones por fallecimiento y asistencia sanitaria), asistencia de viaje (a partir del kilómetro cero), asistencia al motorista (resolviendo dudas administrativas y legales), defensa (por sanciones de multas de tráfico), daños personales al conductor en acontecimientos extraordinarios (posible indemnización del Consorcio de Seguros), robo con o sin franquicia, incendio con franquicia y daños materiales en el vehículo (por catástrofes naturales o terrorismo). Es común que el seguro de motos no incluyan daños personales por accidentes (por ejemplo, gastos médicos), reclamación de daños y asistencia al copiloto. Lo ideal es asegurar a todo riesgo.

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