La higiene de decisiones una serie de procedimientos y estrategias cuyo objetivo es eliminar los sesgos psicológicos y prevenir el ruido para mejorar la calidad del juicio humano
Tomamos miles de decisiones al día. Se ha calculado, de media que unas 35.000 de las que el 99,74% son decididas por nuestro cerebro sin que nosotros seamos conscientes. Sin embargo, cuando tomamos decisiones conscientes, y más en el mundo de la empresa y el trabajo, es clave que estas eliminen el sesgo y el ruido… o al menos tengan la máxima reducción de ambos. En el libro ‘Ruido’ de Daniel Kahneman, Oliver Sibony y Cass R. Sunstein se recomienda eliminar el ruido, la variabilidad sistemática que a menudo no se tiene en cuenta en las valoraciones y acciones propias.
Se trata de aislar cada uno de los factores y circunstancias que rodean una decisión El sesgo se define por la diferencia entre el juicio medio de un caso y el valor real correspondiente. Decimos que existe un sesgo cuando la mayoría de los errores de un conjunto de juicios van en la misma dirección: es el error medio.
Y para tener una adecuada toma de decisiones, una higiene de las decisiones, además de realizar una auditoría del ruido -un experimento en el que un grupo de expertos realiza juicios sobre casos reales y ficticios para poder detectar finalmente la diferencia entre cada uno de los juicios emitidos- Kahneman y sus coautores recomiendan:
– Utilizar evaluaciones independientes al evaluar los procesos.
– Contar con segundas opiniones siempre que sea posible.
– Prestar más atención a los promedios o tasas base en la toma de decisiones.
– Seleccionar y contratar a personas de mente abierta que sean pensadores cuidadosos y luchen por la superación personal.
– Generar sistemas estructurados – como procedimientos operativos estandarizados, entrevista o pautas-.
El objetivo es evitar tener sistemas no estructurados y contar, en cambio, con una serie de procedimientos y estrategias que tienen como foco eliminar los sesgos psicológicos y prevenir los ruidos, incluso antes de que se produzcan, para mejorar la calidad de los juicios y, con ellos, de las decisiones.
El poder de las pautas y los algoritmos
Las pautas ayudan a descomponer una decisión compleja en una serie de subjuicios sobre dimensiones predefinidas. Con ellas los tomadores de decisión pueden identificar en tiempo real y en contexto las señales que indican la presencia de uno o más sesgos que están afectando las decisiones o indicaciones.
Otra opción es la sustitución del juicio por reglas o algoritmos. La evaluación algorítmica garantiza, o debería garantizar, la eliminación del ruido. Sin embargo se duda que los algoritmos sustituyan al juicio humano en la fase final de las decisiones importantes… y esto se considera algo muy positivo.