Además de contribuir a la motivación de los trabajadores los indicadores muestran que reducen la rotación y los niveles de absentismo además de mejorar la productividad y la competitividad
El salario emocional es un concepto que cada vez se emplea más. No se trata del sueldo ni tampoco de no recibir una retribución salarial adecuada. No implica no recibir parte del salario porque se puede disfrutar de otros beneficios. En absoluto se busca ese objetivo pero, en cambio, sí son iniciativas de valor añadido que hacen sentirse cómodas a las personas en las organizaciones que las implementan… y que es la verdadera meta.
Cada organización, en función de su capacidad, tamaño, etcétera, puede tratar de encontrar políticas retributivas emocionales. Entre los beneficios que implica contar con ellas están:
– Bajos índices de rotación del personal.
– Niveles bajos de absentismo.
– Empleados satisfechos que, además, son muy productivos aportando, con ellos, más competitividad a la empresa.
– Favorece el clima laboral
Qué es salario emocional
Como la mejor manera de explicar algo es dar ejemplos, a la hora de definir ideas o iniciativas de salario emocional se puede enumerar:
– Reconocimiento profesional y personal. Y tiene que ir acompañado de algo más que de “una palmada en la espalda”. Se trata de conocer las expectativas de la persona y facilitar el impulso de su desarrollo profesional.
– Facilitar formas de trabajo que favorezcan la conciliación–no solo familiar sino también de objetivos vitales como tiempo para formación, etcétera-. Las fórmulas más frecuentes para ello son el trabajo híbrido, el teletrabajo o el trabajo en remoto.
– Flexibilidad horaria.
– Disponer de espacios de descanso en la empresa.
– Ofrecer actividades deportivas o acciones de autocuidado y bienestar –por ejemplo, convenios con gimnasios-.